Con la bolsa introducida, rellenamos la bolsa de agua asegurándonos de que se distribuya por toda la superficie y cerramos la bolsa sin que quede ningún punto por donde se pueda escapar el agua. Tras esto, introducimos nuestro par de botas en el congelador y esperamos a que el agua se solidifique. Al solidificarse se expande y de esta forma conseguimos ensanchar un poco las zonas que sentimos más apretadas.
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