En uno de los momentos más brillantes de la pasada UEFA Champions League, Kevin De Bruyne, mediocampista estrella del Manchester City, dejó al mundo del fútbol sin aliento con un pase filtrado magistral que rompió por completo la férrea defensa del Atlético de Madrid. Fue en el partido de ida de los cuartos de final, disputado en el Etihad Stadium, donde el equipo inglés se impuso por 1-0 con una actuación táctica impecable. Entre los espectadores más jóvenes, muchos ya sueñan con imitar al belga, vistiendo orgullosamente camisetas de fútbol niños que llevan su número y su apellido.
Desde el arranque, el partido se presentó como una batalla táctica. El Atlético de Madrid, fiel a su estilo bajo Diego Simeone, se encerró con dos líneas de cinco jugadores para defender el empate. El Manchester City, con su habitual dominio del balón, buscaba pacientemente los espacios. Durante más de una hora, la defensa colchonera resistió sin conceder tiros al arco, lo que aumentaba la frustración local.
Pero entonces apareció De Bruyne, con su visión y precisión milimétrica. En el minuto 70, el belga recibió el balón fuera del área y, sin mirar, filtró un pase imposible entre tres defensores. Phil Foden lo controló con clase y se la devolvió para que De Bruyne definiera de primera y venciera a Oblak. El estadio explotó en júbilo, no solo por el gol, sino por la manera en que había sido gestado: puro arte futbolístico.
El gol fue el único del partido, pero suficiente para llevar la ventaja a la vuelta en Madrid. Guardiola elogió a su mediocampista tras el encuentro, señalando que “es uno de esos jugadores capaces de ver el fútbol en cámara lenta”. La precisión y creatividad del belga fueron claves para desarmar un muro defensivo que parecía infranqueable.
El Atlético, aunque defendió con orden, no logró crear peligro en ataque. Joao Félix y Griezmann fueron bien contenidos por la zaga del City, que mostró gran disciplina. Al final, la diferencia fue un solo toque de clase, obra de un futbolista en estado de gracia.
Aquel partido no solo reforzó el estatus de De Bruyne como uno de los mejores del mundo, sino que también reafirmó el atractivo global del Manchester City. El interés por adquirir una mi camiseta futbol con su nombre sigue creciendo entre los fanáticos que quieren llevar un pedazo de esa magia en el pecho.